Esta semana contábamos además con ventaja. Mientras un
rebaño de proporciones épicas se dirige sin prisa ni pausa a Alexandria’Dor
Ciudad de Vacaciones, nosotros ya conocemos el origen enloquecido de ese
maldito claxon. Cuando pensábamos que la angustia se había disipado en forma de
Carol-ninja llega el momento de saber qué ocurre con esos guías turísticos de
zombies que pretenden salvar su futuro.
La ruta de muertos se ha disipado. Por un lado tenemos al
Team Road, que mantiene en vereda a aquellos zombies un poco tenientes. Pero lo
complicado de la situación son los cientos y cientos que se han dado media
vuelta y pretenden atravesar el bosque rumbo al bufet más cercano. En un
intento desesperado (y algo inútil), el Team Superviviente corre entre la
espesura para tomar ventaja.
Pero entre el caos y el miedo la desesperación se apodera de
algunos neonatos, causando bajas por el camino, tan inesperadas como
insignificantes. Ya suena raro que rodeados de maleza no se oigan los pies
arrastrados de los muertos, pero que encima obvien el sonido gutural que les
avisa a varios metros... Todo eso sin contar que no había cuchillos más
pequeños en la faz de la tierra para enfrentar el apocalipsis.
Fallos de novatos, pensamos. O quizás una lección para el
resto y un ultimátum: esto es la vida ahora, es lo que toca hacer si queréis
sobrevivir. Ya no vale cocinar pastel de cereza y dejarlo en la ventana porque
un zombie se comerá el brazo de tu mujer y tendrás que pegarla un tiro.
Recuento tras los árboles: dos cojos, dos zombies más para
la humanidad, un infectado que solo quiere despedirse, Daryl con un arrebato de
“yo te ayudo colegui”, Rick a lo macho alfa yendo solo (¿error de novato en el
jefe?) y al frente de unos desconfiadísimos vírgenes del apocalipsis Glenn y
Michonne, cuya idea es salir del bosque (sí, ese que proporciona salidas por
todas partes y que impide que se cree un muro de zombies) y atravesar un pueblo
del que no conocen nada.
Pero confiamos en nuestros chicos, que han abierto más
cabezas en seis temporadas que latas de cerveza en su vida. Porque si alguien
puede lograrlo son ellos. Pero la cosa no pinta bien cuando su salvación
depende de esperar en una tienda de animales a que varios incapacitados cojan
fuerzas mientras un ejército hambriento de muertos viene en su dirección. Se
masca la tragedia que no tarda en llegar.
El grupo se divide (¿otra vez?) para intentar atraer a los
infectados a un incendio y dar la oportunidad a todos de sobrevivir. Glenn confía
en las indicaciones de Nicholas mientras Michonne tiene que lidiar con esos
brotes demasiado verdes que no han sufrido los estragos de sobrevivir fuera de
los muros. Mandamos un audio a Rick y justo le pillamos en tal momento que se
le parte el cuchillo (que había dicho yo...) y termina con la mano izquierda ensangrentada.
Dos callejones con vallas, dos caminos sin salida. Michonne
cuenta con la ventaja de la zona free zombie al otro lado y un cebo a su
derecha (en un apocalipsis no hay momentos para despedidas). Tras momentos de
angustia logra saltarla y nosotros respiramos. Y ese hilo de esperanza nos da
fuerzas para pensar que todo puede salir bien... hasta el momento en el que
pones a un cobarde a tu lado, subido a un contenedor, con caminantes hasta
donde la vista alcanza. Y es en ese suspiro, en ese breve momento de ataque de
ansiedad cuando su liberación se convierte en nuestro dolor.
Creo que he perdido un par de latidos cuando ese gatillo ha atravesado
la sesera de Nicholas y el silencio se ha apoderado de la escena. El primero ha
sido al ver como su cuerpo arrastraba hacia las manos hambrientas de los
muertos a nuestro Glenn, esa voz que nos sacó de un tanque por primera vez y
que ha evolucionado hasta culminarse como premio nobel de motherfucker del
apocalipsis. El segundo lo perdí el momento que vi la sangre brotar, con esa
cara mezcla de espanto, impotencia y dolor. Sensaciones que se han mezclado en
el corazón de todos nosotros.
Con el shock todavía en el cuerpo y la lagrimita por la
mejilla, parece que se acerca el final del capítulo... no sin antes darnos un
último cliffhanger con Rick llamando sin respuesta a su fiel compañero y siendo
asaltado por los últimos rescoldos del ataque a Alexandria. En medio de los tiros
y con el rebaño pisándole los talones, la imagen de un potito le abre los ojos.
La desesperación le inunda en esos últimos segundos cuando la caravana le deja
tirado, lejos de su familia en peligro, herido y siendo alcanzado por la
manada.
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