Como se suele decir, tras la tormenta llega la calma. Revisitamos el
episodio de esta semana con Pablo, cinéfilo (algo que comprobaréis en su
review) y con un dato muy curioso: The Walking Dead es lo primero que
ha visto de temática zombie. Con su gran análisis os dejo a
continuación:
Vuelve The Walking Dead una semana más tras dejarnos
con la boca abierta durante aquellos últimos 10 minutos, por lo tanto
tocaba relajar y asentar las tramas. Esto no es ningún problema si se
hace bien, el problema es que esta es quizás la mayor dificultad que
tiene la serie, pues pocas veces logra emocionarnos con diálogos
trabajados. Sin embargo esta vez comenzábamos estupendamente….

Tras otra elipsis post-final de capítulo, observamos cómo se encuentra
el grupo tras la llamada a la puerta del Gobernador, en el primer plano,
como si Nicotero les quisiese dar un respiro a todos tras aquellos
angustiosos y atropellados minutos, nos los presenta en un plano
abierto, en el que pueden respirar. Pero apenas les dura 30 segundos,
Merle, poniendo las cartas del Gobernador sobre la mesa, consigue volver
a asfixiarlos, a encerrarlos en su miseria, en la cárcel física y
emocional en la que viven, Rick con las visiones de Lori, y esa
separación espacial y sentimental entre Glenn y Maggie que da
continuidad a la subtrama de sus problemas de pareja.
Nicotero, director de este capítulo, es principalmente maquillador, pero
ya había dirigido un par de episodios (los webisodios también son
suyos), además de haber trabajado de segunda unidad en La Niebla, la
magistral película de Darabont. Y la verdad es que empieza de forma
genial… El grupo empieza a barajar la opción real de dejar la prisión,
con Hershel a la cabeza, sin embargo, esto es una ‘Ricktadura’, y aquí
el que decide es el sheriff, aún sumido, aunque un poco recuperado, en
la oscuridad de las visiones nupciales de su mujer fallecida, se
encuentra apartado de todos los demás, el líder aislado.

Tras la reprimenda del granjero, la siguiente escena es esencial, Rick
sale a la luz, y con los prismáticos con los que en el episodio anterior
vio a Lori, observa a los walkers, sin rastro de su tormento. Con estas
secuencias iniciales tan bien rodadas, usando estupendamente el
lenguaje cinematográfico, me esperaba un gran capítulo. A partir de
aquí, la historia se centrará más en Andrea, y aquí tenemos un problema,
porque es un personaje que está muy mal escrito, y por lo tanto un
capítulo que toma su punto de vista, nos resulta a priori, poco
interesante. Durante buena parte del capítulo descubrirá las mentiras
del Gobernador, cómo es realmente, y sin embargo decide aguantar, "hold
on”,
nombre de la canción que suena al final del episodio. Pero no vayamos tan rápido.
Uno de los aspectos que más está destacando en la serie es cómo muestra
los tejemanejes políticos en la figura de Philip, la adición de que
quiera disponer de un ejército, brutal la inclusión de los niños
soldado, no hace más sino enriquecer su terrible personalidad. Sin duda
el personaje mejor tratado esta temporada está siendo el Gobernador, y
encima está magistralmente interpretado por Morrisey, contenido en su
brutalidad y abierto en su carisma. Exactamente igual que sus ojos,
tapará ese destrozo, con un parche.
Por otra parte, en la prisión, se discute la presencia de Merle, y aquí
viene el fallo gordo del episodio, ¿por qué iba Hershel a defender a
Merle? ¿no era Glenn como su hijo? Entonces de dónde viene esa
protección al que apalizó a su hijo? ¡Si ni siquiera has hablado con él!
En fin, este es el tipo de males que bajan, y mucho, el nivel de la
serie. Cuando por fin se conocen, sí que hay un intercambio interesante,
sobre todo por el tono religioso, que hace referencia al título del
episodio y a próximos diálogos.
Cabe destacar también la cita bíblica que mencionan, habla de apartarse
de una parte de ti, antes de que lo pierdas todo. Creo que esta idea se
puede aplicar a muchos personajes a lo largo del capítulo, Rick no
dejándose llevar por la locura, Merle por la venganza hacia Rick, Daryl
por la lealtad a su hermano (cuyos avances para con el grupo le recuerda
Carol), Andrea por la atracción hacia Philip, Milton hacia el
Gobernador, etc.
En Woodbury, Andrea le cuenta a Milton que quiere ir a la prisión, el
científico va corriendo a contárselo a su amo, que responde
positivamente a esa escapada, llegando incluso a pedirle a Milton que le
ayude, a lo que éste contesta extrañado que si es una prueba.
(¿reminiscencia de la prueba de Dios a Abraham, quizás?). La dosis de
gore la obtenemos cuando Andrea, que tiene aprendida la lección de
Michonne, (detallazo usar este recurso para reforzar el des-encuentro
posterior en la prisión) emula a esta al mutilar un walker. Nos
sorprendemos también al ver al grupo de Tyresse por allí, y es que en el
anterior capítulo, en otro fallo de guión a mi gusto, desaparecieron
por completo, es más nunca se mostró su ‘despedida’. Por supuesto Milton
les ofrecerá Woodbury donde serán embaucados por el Gobernador. Esta
trama pinta interesante la verdad, pienso que se puede sacar mucho
partido de Tyresse.

Cuando Andrea llega por fin a la cárcel se entera de todas las bajas que
ha tenido el grupo desde que se separaron, así como de otras de las
mentiras del Gobernador y el cambio que ha sufrido Rick. Creo que Andrea
vuelve a Woodbury por varias razones, para empezar no se esperaba esa
‘agradable’ acogida por parte de Rick y los demás, sigue confiando en el
Gobernador, y a la vez piensa en matarlo. Y llegamos así al tópico
final de cientos de series, un personaje empieza a cantar una canción y
se pasa al cantante de verdad, enorme Tom Waits, mientras los personajes
miran al vacío o se disponen a hacer acciones trascendentales, o no,
¿verdad Andrea?
En definitiva, no ha sido un gran capítulo, pero tampoco ha sido un
desastre, uno más de transición en el que se pierde otra oportunidad de
matizar a Andrea de una vez.