La presentación de “Inmates”, situando la acción en la batalla final entre
Rick y
El Gobernador,
deja claro que este episodio, el segundo tras el parón invernal, se va a
centrar de nuevo en las andanzas de los protagonistas tras la caída de
la prisión. Y si la semana pasada asistimos a la lucha por la
supervivencia de
Rick y
Carl por un lado, y
Michonne
por otro, en esta ocasión hemos contemplado un episodio coral, en el
que se han producido reencuentros, emociones, desesperación y alguna que
otra sorpresa.
La escena inicial, previa a los títulos de crédito, contiene como de costumbre, infinidad de matices y lecturas:
Daryl y
Beth huyendo
por los bosques, en medio de una vegetación frondosa, verde y llena de
vida, con los arbustos rebosantes de frutos, como si la naturaleza se
hubiera seguido desarrollando en plenitud, ajena al caos en que el
Planeta se ha convertido. Irónicamente, la voz en off de
Beth
relata la escritura de su diario, nos habla de la prisión, y del lugar
seguro que espera haber encontrado para ella y los suyos, cuando en
realidad el refugio se ha desmoronado y solo les queda correr hasta caer
extenuados en mitad de la nada, sin protección, mientras una bandada de
buitres sobrevuela sus cabezas. Los walkers aparecen retratados en esta
primera escena de manera magistral, ralentizados, difuminados e
indefinidos entre la maleza, lográndose un efecto aterrador.
Por la noche, ella se muestra positiva, determinada a continuar, mientras
Daryl
parece estar ya totalmente desesperanzado, mirando a la hoguera sin
despegar los labios. Al amanecer encuentran signos de lucha entre
humanos y caminantes, algo que
Beth interpreta como un signo de
esperanza, mientras él da por hecho que seguramente los caminantes
habrán acabado con el resto de supervivientes del grupo. Macarra hasta
el final, no duda en lanzar a la chica un puyazo, mencionando a
Hershel, cuando ésta le anima a tener fe. No obstante, en las dos siguientes escenas tenemos ocasión de contemplar al
Daryl que todos queremos, ofreciendo a
Beth
el pañuelo para guardar las bayas, y arrojándose a luchar con sus
propias manos contra el muerto viviente que ataca a la joven, al darse
cuenta de que es imposible disparar una flecha sin riesgo de herirla.
Sobre este caminante comentaré un detalle en breve.
En la vía del tren aparecen más walkers dándose un festín sobre restos humanos, encorvados como verdaderas alimañas, y
Beth
rompe a llorar ante la visión de la bota de un niño. Todo desolador
hasta el momento, si bien la siguiente escena nos arrancará una sonrisa,
al comprobar que
Judith no murió en el episodio
4x08, sino que fue rescatada por
Tyresse, que forma equipo junto a la pequeña, y las hermanas
Lizzie y
Mika. Muy bien retratados una vez más los caracteres, con
Mika aterrada, pero tratando de sobreponerse y de estar a la altura ante la situación,
Tyresse ejerciendo de jefazo por fin, y
Lizzie apuntando a psicópata una vez más. Impagable su gesto mientras sostiene a
Judith,
se pueden leer sus pensamientos, y lo sencillo que le resultaría acabar
con la amenaza que supone el continuado y sonoro llanto del bebé.
Al escuchar unos gritos,
Ty
tomará la decisión de dejar a las tres niñas en el bosque, para correr
hacia las vías pensando encontrar a algún conocido, y allí da con un
padre y su hijo, que luchan, con muy mala fortuna, contra los zombies. Y
éste es uno de esos momentos incomprensibles en una serie de tanta
calidad como
The Walking Dead, pues el padre, el hombre
herido al que dejan vivo, es el mismo sujeto que hemos visto en las
primeras escenas del episodio, atacando a
Daryl y a
Beth.
Podemos pensar que los guionistas han querido jugar con los tiempos al
estilo Tarantino, y que nos quieren dar a entender que esta escena tuvo
lugar antes: Ese hombre queda herido de muerte, avisa de un lugar seguro
siguiendo las vías, y ya zombieficado se cruza con
Daryl y la hija menor de
Hershel,
pero no me vale. Si es así, me parece una veleidad que no viene a
cuento, y que tenemos que suponer nosotros sin que se nos de una sola
pista. Y si no, pues es un error bien gordo, y no es el primero.
En todo caso, esta escena será recordada por la reaparición de
Carol, hada madrina para
Lizzie y
Mika,
y un personaje mucho más importante de lo que parece, con su aspecto
endurecido, su porte guerrillero, y una magistral lección interpretativa
en su mirada cuando
Tyresse la abraza. Sabe que tendrá que
lidiar con un grave problema cuando el grandullón del martillo exija
respuestas, y a la vez intuye que antes o después se cruzará de nuevo
con los integrantes de un grupo que la condenó y abandonó a su suerte
sin tener absoluta certeza de lo que ocurrió con aquellas latas de
gasolina.
Dejamos a este grupo en busca de esa tierra prometida que anuncia un cartel, y encontramos a
Sasha,
Bob y
Maggie.
El hombre aparece animado y optimista, con intención de redimirse tras
los errores que su afición al alcohol le llevó a cometer,
Sasha trata de aportar ese punto de sentido común que tiende a aburrir al espectador, y
Maggie, obstinada en encontrar a
Glenn,
esté vivo, muerto, o la tercera opción, nos regalará unos momentos
taquicárdicos en el autobús, llenos de tensión, con matanza de walkers
que recuerda a la célebre escena de
Sofía en el granero dos años atrás.
Glenn, por su parte, tuvo la suerte de caer inconsciente en una cornisa en la prisión, y logra salvar la vida tras recoger a
Tara, una de las dos mujeres que confiaron en
Philip, que está abatida y atormentada por el remordimiento. Curioso el detalle de la foto de
Maggie en una de las celdas, un momento onírico, que no sabemos si ocurre en la realidad, o en la mente del coreano.
Un muy buen capítulo una vez más, solo lastrado por el gazapo indicado,
en una temporada que ha ido de menos a más, en la que se han presentado
ya nuevas situaciones y escenarios que sin duda acapararán el metraje de
los siguientes episodios, y un elenco de personajes que aporta la
posibilidad de prescindir de los principales protagonistas sin perder el
interés.
Y para los fans del cómic, el final con la irrupción de
Abraham,
Rosita y
Eugene, que aumentarán sin duda el atractivo de la serie.La presentación de “Inmates”, situando la acción en la batalla final entre
Rick y
El Gobernador,
deja claro que este episodio, el segundo tras el parón invernal, se va a
centrar de nuevo en las andanzas de los protagonistas tras la caída de
la prisión. Y si la semana pasada asistimos a la lucha por la
supervivencia de
Rick y
Carl por un lado, y
Michonne
por otro, en esta ocasión hemos contemplado un episodio coral, en el
que se han producido reencuentros, emociones, desesperación y alguna que
otra sorpresa.
La escena inicial, previa a los títulos de crédito, contiene como de costumbre, infinidad de matices y lecturas:
Daryl y
Beth huyendo
por los bosques, en medio de una vegetación frondosa, verde y llena de
vida, con los arbustos rebosantes de frutos, como si la naturaleza se
hubiera seguido desarrollando en plenitud, ajena al caos en que el
Planeta se ha convertido. Irónicamente, la voz en off de
Beth
relata la escritura de su diario, nos habla de la prisión, y del lugar
seguro que espera haber encontrado para ella y los suyos, cuando en
realidad el refugio se ha desmoronado y solo les queda correr hasta caer
extenuados en mitad de la nada, sin protección, mientras una bandada de
buitres sobrevuela sus cabezas. Los walkers aparecen retratados en esta
primera escena de manera magistral, ralentizados, difuminados e
indefinidos entre la maleza, lográndose un efecto aterrador.
Por la noche, ella se muestra positiva, determinada a continuar, mientras
Daryl
parece estar ya totalmente desesperanzado, mirando a la hoguera sin
despegar los labios. Al amanecer encuentran signos de lucha entre
humanos y caminantes, algo que
Beth interpreta como un signo de
esperanza, mientras él da por hecho que seguramente los caminantes
habrán acabado con el resto de supervivientes del grupo. Macarra hasta
el final, no duda en lanzar a la chica un puyazo, mencionando a
Hershel, cuando ésta le anima a tener fe. No obstante, en las dos siguientes escenas tenemos ocasión de contemplar al
Daryl que todos queremos, ofreciendo a
Beth
el pañuelo para guardar las bayas, y arrojándose a luchar con sus
propias manos contra el muerto viviente que ataca a la joven, al darse
cuenta de que es imposible disparar una flecha sin riesgo de herirla.
Sobre este caminante comentaré un detalle en breve.
En la vía del tren aparecen más walkers dándose un festín sobre restos humanos, encorvados como verdaderas alimañas, y
Beth
rompe a llorar ante la visión de la bota de un niño. Todo desolador
hasta el momento, si bien la siguiente escena nos arrancará una sonrisa,
al comprobar que
Judith no murió en el episodio
4x08, sino que fue rescatada por
Tyresse, que forma equipo junto a la pequeña, y las hermanas
Lizzie y
Mika. Muy bien retratados una vez más los caracteres, con
Mika aterrada, pero tratando de sobreponerse y de estar a la altura ante la situación,
Tyresse ejerciendo de jefazo por fin, y
Lizzie apuntando a psicópata una vez más. Impagable su gesto mientras sostiene a
Judith,
se pueden leer sus pensamientos, y lo sencillo que le resultaría acabar
con la amenaza que supone el continuado y sonoro llanto del bebé.
Al escuchar unos gritos,
Ty
tomará la decisión de dejar a las tres niñas en el bosque, para correr
hacia las vías pensando encontrar a algún conocido, y allí da con un
padre y su hijo, que luchan, con muy mala fortuna, contra los zombies. Y
éste es uno de esos momentos incomprensibles en una serie de tanta
calidad como
The Walking Dead, pues el padre, el hombre
herido al que dejan vivo, es el mismo sujeto que hemos visto en las
primeras escenas del episodio, atacando a
Daryl y a
Beth.
Podemos pensar que los guionistas han querido jugar con los tiempos al
estilo Tarantino, y que nos quieren dar a entender que esta escena tuvo
lugar antes: Ese hombre queda herido de muerte, avisa de un lugar seguro
siguiendo las vías, y ya zombieficado se cruza con
Daryl y la hija menor de
Hershel,
pero no me vale. Si es así, me parece una veleidad que no viene a
cuento, y que tenemos que suponer nosotros sin que se nos de una sola
pista. Y si no, pues es un error bien gordo, y no es el primero.
En todo caso, esta escena será recordada por la reaparición de
Carol, hada madrina para
Lizzie y
Mika,
y un personaje mucho más importante de lo que parece, con su aspecto
endurecido, su porte guerrillero, y una magistral lección interpretativa
en su mirada cuando
Tyresse la abraza. Sabe que tendrá que
lidiar con un grave problema cuando el grandullón del martillo exija
respuestas, y a la vez intuye que antes o después se cruzará de nuevo
con los integrantes de un grupo que la condenó y abandonó a su suerte
sin tener absoluta certeza de lo que ocurrió con aquellas latas de
gasolina.
Dejamos a este grupo en busca de esa tierra prometida que anuncia un cartel, y encontramos a
Sasha,
Bob y
Maggie.
El hombre aparece animado y optimista, con intención de redimirse tras
los errores que su afición al alcohol le llevó a cometer,
Sasha trata de aportar ese punto de sentido común que tiende a aburrir al espectador, y
Maggie, obstinada en encontrar a
Glenn,
esté vivo, muerto, o la tercera opción, nos regalará unos momentos
taquicárdicos en el autobús, llenos de tensión, con matanza de walkers
que recuerda a la célebre escena de
Sofía en el granero dos años atrás.
Glenn, por su parte, tuvo la suerte de caer inconsciente en una cornisa en la prisión, y logra salvar la vida tras recoger a
Tara, una de las dos mujeres que confiaron en
Philip, que está abatida y atormentada por el remordimiento. Curioso el detalle de la foto de
Maggie en una de las celdas, un momento onírico, que no sabemos si ocurre en la realidad, o en la mente del coreano.
Un muy buen capítulo una vez más, solo lastrado por el gazapo indicado,
en una temporada que ha ido de menos a más, en la que se han presentado
ya nuevas situaciones y escenarios que sin duda acapararán el metraje de
los siguientes episodios, y un elenco de personajes que aporta la
posibilidad de prescindir de los principales protagonistas sin perder el
interés.
Y para los fans del cómic, el final con la irrupción de
Abraham,
Rosita y
Eugene, que aumentarán sin duda el atractivo de la serie.La presentación de “Inmates”, situando la acción en la batalla final entre
Rick y
El Gobernador,
deja claro que este episodio, el segundo tras el parón invernal, se va a
centrar de nuevo en las andanzas de los protagonistas tras la caída de
la prisión. Y si la semana pasada asistimos a la lucha por la
supervivencia de
Rick y
Carl por un lado, y
Michonne
por otro, en esta ocasión hemos contemplado un episodio coral, en el
que se han producido reencuentros, emociones, desesperación y alguna que
otra sorpresa.
La escena inicial, previa a los títulos de crédito, contiene como de costumbre, infinidad de matices y lecturas:
Daryl y
Beth huyendo
por los bosques, en medio de una vegetación frondosa, verde y llena de
vida, con los arbustos rebosantes de frutos, como si la naturaleza se
hubiera seguido desarrollando en plenitud, ajena al caos en que el
Planeta se ha convertido. Irónicamente, la voz en off de
Beth
relata la escritura de su diario, nos habla de la prisión, y del lugar
seguro que espera haber encontrado para ella y los suyos, cuando en
realidad el refugio se ha desmoronado y solo les queda correr hasta caer
extenuados en mitad de la nada, sin protección, mientras una bandada de
buitres sobrevuela sus cabezas. Los walkers aparecen retratados en esta
primera escena de manera magistral, ralentizados, difuminados e
indefinidos entre la maleza, lográndose un efecto aterrador.
Por la noche, ella se muestra positiva, determinada a continuar, mientras
Daryl
parece estar ya totalmente desesperanzado, mirando a la hoguera sin
despegar los labios. Al amanecer encuentran signos de lucha entre
humanos y caminantes, algo que
Beth interpreta como un signo de
esperanza, mientras él da por hecho que seguramente los caminantes
habrán acabado con el resto de supervivientes del grupo. Macarra hasta
el final, no duda en lanzar a la chica un puyazo, mencionando a
Hershel, cuando ésta le anima a tener fe. No obstante, en las dos siguientes escenas tenemos ocasión de contemplar al
Daryl que todos queremos, ofreciendo a
Beth
el pañuelo para guardar las bayas, y arrojándose a luchar con sus
propias manos contra el muerto viviente que ataca a la joven, al darse
cuenta de que es imposible disparar una flecha sin riesgo de herirla.
Sobre este caminante comentaré un detalle en breve.
En la vía del tren aparecen más walkers dándose un festín sobre restos humanos, encorvados como verdaderas alimañas, y
Beth
rompe a llorar ante la visión de la bota de un niño. Todo desolador
hasta el momento, si bien la siguiente escena nos arrancará una sonrisa,
al comprobar que
Judith no murió en el episodio
4x08, sino que fue rescatada por
Tyresse, que forma equipo junto a la pequeña, y las hermanas
Lizzie y
Mika. Muy bien retratados una vez más los caracteres, con
Mika aterrada, pero tratando de sobreponerse y de estar a la altura ante la situación,
Tyresse ejerciendo de jefazo por fin, y
Lizzie apuntando a psicópata una vez más. Impagable su gesto mientras sostiene a
Judith,
se pueden leer sus pensamientos, y lo sencillo que le resultaría acabar
con la amenaza que supone el continuado y sonoro llanto del bebé.
Al escuchar unos gritos,
Ty
tomará la decisión de dejar a las tres niñas en el bosque, para correr
hacia las vías pensando encontrar a algún conocido, y allí da con un
padre y su hijo, que luchan, con muy mala fortuna, contra los zombies. Y
éste es uno de esos momentos incomprensibles en una serie de tanta
calidad como
The Walking Dead, pues el padre, el hombre
herido al que dejan vivo, es el mismo sujeto que hemos visto en las
primeras escenas del episodio, atacando a
Daryl y a
Beth.
Podemos pensar que los guionistas han querido jugar con los tiempos al
estilo Tarantino, y que nos quieren dar a entender que esta escena tuvo
lugar antes: Ese hombre queda herido de muerte, avisa de un lugar seguro
siguiendo las vías, y ya zombieficado se cruza con
Daryl y la hija menor de
Hershel,
pero no me vale. Si es así, me parece una veleidad que no viene a
cuento, y que tenemos que suponer nosotros sin que se nos de una sola
pista. Y si no, pues es un error bien gordo, y no es el primero.
En todo caso, esta escena será recordada por la reaparición de
Carol, hada madrina para
Lizzie y
Mika,
y un personaje mucho más importante de lo que parece, con su aspecto
endurecido, su porte guerrillero, y una magistral lección interpretativa
en su mirada cuando
Tyresse la abraza. Sabe que tendrá que
lidiar con un grave problema cuando el grandullón del martillo exija
respuestas, y a la vez intuye que antes o después se cruzará de nuevo
con los integrantes de un grupo que la condenó y abandonó a su suerte
sin tener absoluta certeza de lo que ocurrió con aquellas latas de
gasolina.
Dejamos a este grupo en busca de esa tierra prometida que anuncia un cartel, y encontramos a
Sasha,
Bob y
Maggie.
El hombre aparece animado y optimista, con intención de redimirse tras
los errores que su afición al alcohol le llevó a cometer,
Sasha trata de aportar ese punto de sentido común que tiende a aburrir al espectador, y
Maggie, obstinada en encontrar a
Glenn,
esté vivo, muerto, o la tercera opción, nos regalará unos momentos
taquicárdicos en el autobús, llenos de tensión, con matanza de walkers
que recuerda a la célebre escena de
Sofía en el granero dos años atrás.
Glenn, por su parte, tuvo la suerte de caer inconsciente en una cornisa en la prisión, y logra salvar la vida tras recoger a
Tara, una de las dos mujeres que confiaron en
Philip, que está abatida y atormentada por el remordimiento. Curioso el detalle de la foto de
Maggie en una de las celdas, un momento onírico, que no sabemos si ocurre en la realidad, o en la mente del coreano.
Un muy buen capítulo una vez más, solo lastrado por el gazapo indicado,
en una temporada que ha ido de menos a más, en la que se han presentado
ya nuevas situaciones y escenarios que sin duda acapararán el metraje de
los siguientes episodios, y un elenco de personajes que aporta la
posibilidad de prescindir de los principales protagonistas sin perder el
interés.
Y para los fans del cómic, el final con la irrupción de
Abraham,
Rosita y
Eugene, que aumentarán sin duda el atractivo de la serie.