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sábado, 8 de diciembre de 2012

Review 3x08: Made to suffer


The Walking Dead ha vuelto una semana más, pero esta vez para irse de parón hasta el año que viene. Bueno, dicho así sueno más apocalíptico de lo habitual, pero la verdad es que la espera va a ser larga, no tendremos nuevo dosis de sangre y vísceras hasta el 10 de febrero de 2013. Con todo esto, el capítulo ha estado a la altura de las circunstancias, como viene siendo habitual en este arranque de temporada. Nos ha regalado buenas dosis de acción, un gran ritmo y han resuelto algunas de las incógnitas que venía arrastrando este primer tramo. Pero también, por supuesto, ha planteado muchas otras que habrá que resolver a partir de su regreso. ¿Lo repasamos todo?

El último capítulo nos dejó con un asalto inminente, Rick y su equipo estaban a punto de entrar en el pueblo de Woodbury guiados por Michonne en el rescate de Glenn y Maggie. Pero contra todo pronóstico la acción en este comienzo se ha trasladado en un nuevo grupo de supervivientes aparentemente liderado por un hombre, Tyrese, que escapando del bosque y con uno del grupo herido por mordedura, han acabado localizando la prisión de nuestros protagonistas.

En Woodbury, ahora sí, parece que Andrea se adapta cada vez más a la vida en el pueblo, aunque sigue teniendo sus dudas sobre la figura que rodea al gobernador. Un gobernador que ya sabemos que no es trigo limpio desde que vimos lo que oculta en una de sus salas, cuya obsesión, amor y/o locura llega hasta el punto de mantener con vida a su hija Penny, convertida en caminante.


Glenn y Maggie en prisión han podido tener por fin una conversación muy necesaria para ellos como pareja después de lo ocurrido y ella además se ha encargado de recordarnos las horribles cosas que somos capaces de hacer los humanos, refiriéndose al gobernador. Algo que habían olvidado nuestros protagonistas después de tanto tiempo enfrentando solo a caminantes. Pero Glenn no pierde el tiempo y ya tiene un plan de escape que incluye los huesos del brazo del caminante muerto para usarlos como arma. Un plan de fuga que se lleva a cabo con escasos resultados, pero que el equipo de Rick, perfectamente equipado con granadas de humo, acaba resolviendo y consiguiendo rescatar a la joven pareja.

Pero no por reunido otra vez el equipo vuelve a estar a salvo, las alarmas han saltado en Woodbury y todos los soldados del gobernador se preparan para localizar al pequeño grupo terrorista que, convenientemente, el gobernador etiqueta de presos fugados ante Andrea, cuando ella ve precisamente a Oscar con su traje de preso. Y es que los intentos del gobernador por mantener a Andrea al margen no funcionan y también se ve envuelta en el fuego cruzado. Las casualidades además quieren que Andrea en ningún momento pueda darse cuenta de que se está enfrentando a su antiguo grupo. Y ellos tampoco.

En un instante de locura durante el asalto, Rick ve la cara de Shane en un soldado, curioso detalle al que habrá que estar atentos sobre todo porque ya hubo un precedente cuando Rick en la prisión tuvo cierta conversación al teléfono con Lori. ¿Está perdiendo la cabeza? No sería de extrañar con lo que lleva acarreando meses. Su lenta reacción ante el soldado del gobernador causa también la muerte de Oscar, que Maggie entre gritos se encarga de que el presidiario no vuelva en forma de caminante. T-Dog, Oscar... parecen que tenemos Redshirt en la serie. El equipo consigue escapar finalmente sin más bajas pero con la ausencia de Daryl que ha decidido en último momento quedarse e intentar recuperar a su hermano Merle.

Llegados a este punto, hemos de volver a lo ocurrido en el comienzo del episodio, pues en la prisión vuelve la acción. Carl escucha gritos y se autodenomina encargado de averiguar qué ocurre, ante un muy persuasible Hershel. Un niño que cada día que pasa es menos niño y más hombre. El grupo de Tyrese ha dado señales de vida otra vez y la rápida reacción del hijo de Rick, así como la sangre fría con la que los ayuda y posteriormente les encierra hace notar que Carl cada día se parece más a su padre y ante todo se preocupa por el bienestar del grupo. Tampoco tiene reparos más adelante en comunicar a Tyrese que hay que deshacerse cuanto antes de la mujer con la mordedura.

Otra trama puntal y que ha marcado los acontecimientos finales del episodio ha sido la de Michonne, que en el momento en el que el grupo entra en Woodbury, decide ir en busca del gobernador y lo que acaba descubriendo es su más oscuro secreto; las cabezas de zombies y Penny transformada y encerrada como un monstruo más. Y en ese punto tiene lugar el enfrentamiento entre ella y el gobernador que acaba con este perdiendo un ojo y Andrea apareciendo en escena justo unos segundos antes de que Michonne acabe lo que había empezado. Un cara a cara a pistola y katana que si nos lo llegan a contar unos episodios antes no nos lo creemos. Pero finalmente Michonne abandona la sala de forma pacífica con una mezcla de sorpresa, rabia y desconcierto en su mirada, bajo el atento ojo de Andrea y su pistola que en ningún momento bajan la guardia. Debemos suponer que Andrea en ese momento ha elegido claramente un bando.

A Michonne además la aventura hasta Woodbury le sale cara, y su relación con Rick y el grupo se ve resentida. Aún así su personaje ha sido clave en el capítulo y en la evolución de la historia. Fue la que se encargó de que Rick descubriese Woodbury y ambas tramas colisionaran en este episodio así como la que se ha encargado ahora de que el gobernador se quite la máscara y muestre realmente quién es.

Y es que lo ocurrido en Woodbury, empezando por el asalto, todos los muertos, y acabando con el oscuro secreto del gobernador, ha tenido una gran repercusión en el personaje y ha contribuido a un final de episodio que nos deja en vilo. El gobernador no duda, con uno de sus emblemáticos discursos ante todo el pueblo, en acusar a Merle como traidor del grupo y culpable de este caos junto a su hermano Daryl, quién cometió el error de permanecer en el pueblo. Un error que pagará caro, puesto que aquellos habitantes que se divertían con las luchas de gladiadores entre caminantes, son los mismos que ahora piden la muerte de los dos hermanos.

Queda en evidencia que la clave de este desenlace la tendrá Andrea, y queda también por conocer qué consecuencias tendrá la convivencia entre el nuevo grupo de supervivientes y nuestros protagonistas en la cárcel, o qué será de Michonne cuyo personaje nunca se ha sentido parte del grupo y ahora más desorientada que nunca con el camino que parece haber tomado Andrea.

Pero para todas estas cuestiones habrá que esperar al próximo episodio, que como os comentaba, se hace esperar ni más ni menos que hasta el 10 de febrero del año entrante. Un parón que duele, pero que también deja reposar los hechos en un momento en el que han pasado muchas cosas y que sin duda marca un punto de inflexión en la serie.

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